Con frecuencia pensamos en “un otro” que cumpla con las características físicas,
emocionales, económicas, académicas, u otras con las que “creemos” poder ser
felices si vemos satisfechas nuestras expectativas. También, con frecuencia, ese
otro busca su felicidad si se cumplen sus propias expectativas. Cuando una
pareja se une, son dos sistemas familiares los que se encuentran con toda la
información que éstos traen (historias de vida y muerte, encuentros y
desencuentros, fracasos y éxitos,…). Así, estas idealizaciones corresponden solo
a las de un niño que busca la realización de una idea mágica, perfecta, clara,
dulce e irreal. Idealiza al otro como algún día lo hizo con sus propios padres.